espejo
Leí en una ocasión a alguien que hacía una reflexión sobre si Julio Verne predijo muchas de las tecnologías actuales o había simplemente soñado con historias que, relatadas en sus libros, habían motivado el subconsciente de personas que pudieron de esa forma apuntar sus esfuerzos a determinados espacios de acción. Al leer esto me di cuenta de que pensar sobre el futuro permite visualizarlo y se suelen obtener aquello en lo que previamente se pensó, soñó o imaginó. Sí, lo hemos oído muchas veces en cursos, e incluso nos hemos visto diciéndoselo a alguien en alguna ocasión. Pero pensar sobre ejemplos reales que nos han pasado, puede dejar helado al más escéptico. Aquellos que no piensan en el futuro, obtienen un presente percibido como lineal, sin grandes cambios. Recientemente me vi en una situación en la que el nombre del departamento, mi salario, el nombre del puesto, mis funciones y mi estado emocional, en el espacio de una semana, cambio tal y como me había imaginado. Tal y como había empezado a trabajar. Tal y como había empezado a poner en un blog. El viaje había transcurrido con el tempo, la emoción, los altibajos y la alegría con la que había soñado muchas veces, con la estrategia que había planteado y con la incertidumbre de cualquier otro viaje.
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